miércoles, 10 de noviembre de 2010

De pueblo de borregos y mitos

De pueblo de borregos y mitos

Hace unos años escribí un artículo bajo el titulo “Somos un Pueblo de Borregos”.  Me refería a la paciencia estoica, casi masoquista,  de nuestro pueblo en soportar las incomodidades, groserías y mal trato de los bien nombrados “Diablos Rojos”.  Criticaba la ausencia de sentido comunitario en organizarnos para  ejercer nuestro poder der usuarios, ya que sin compradores no hay ventas;  sin ventas no hay empresa y sin empresa no hay trabajo. Decía que nuestro país estaba secuestrado y nuestros gobiernos chantajeados por un puñado de pseudo-líderes sindicales del transporte (colectivo y selectivo), quienes obtienen beneficios del estado con solo amenazar con irse a la huelga.  Inclusive elegimos pseudo-lideres transportista como diputados que llegan dominar la Comisión de Transporte. Criticaba igual nuestra ausencia de sentido comunitario y egocentrismo al no organizar transporte colectivo con nuestros vecinos y compañeros de trabajo, lo que los gringos llaman “car pool”, como se acostumbra hacer en otros países.
Han pasado los años desde mi artículo y nuestro pueblo continúa hasta el día de hoy sufriendo del mal transporte público masivo del área metropolitana. Continuamos en no querer compartir nuestro medio de transporte con otros, ni siquiera familiares, o por pereza,  ya que a nadie le gusta caminar y todos quieren estacionarse a solo metros de su puesto de trabajo. Así que cada cual  quiere poseer un auto, para el deleite de las agencias de autos, banqueros y “garroteros” ; aunque sea chatarra, un chasis y cuatro ruedas. Por supuesto que el pésimo transporte público contribuye a la tendencia de un carro por cada miembro de familia. Cuya situación hace cada día más desesperante circular en nuestras abarrotadas calles. Afortunadamente,  al fin se visualiza el fin de los Diablos Rojos (), pero la camarilla sigue dando qué hacer. Ahora resulta que el salario que ofrece la nueva concesionaria no es suficiente para los "sufridos” conductores y “pavos”, re-ciclados en responsables nuevos conductores. Aducen que gana más en las condiciones actuales. Causa estupor y perspicacia este súbito interés de los pseudo-lideres sindicales por el bienestar de sus “muchachos”, nunca antes demostrado.  Apuesto que el gobierno cede con subsidios y otras “ayudas”.
Por el otro lado, sigo insistiendo que somos un país surrealista. Un ejemplo: por años venimos viviendo el mito de que el país fue desmilitarizado, que aquí no existe ejercito pues lo prohíbe la Constitución; ¡que vana ilusión! Tenemos ejércitos, salvo que los llamamos de otras maneras. Los llamamos “Servicios”. El “Servicio” de  Protección Institucional,  la Guardia Pretoriana del Presidente, es un ejército. El “Servicio” de Fronteras y el “Servicio” Aeronaval, son ejércitos. La Policía Nacional con todo los nuevos uniformes tipo Chicago Police es un cuerpo militar. Los jefes de nuestras Fuerzas Armadas son todos milicos y reciben adiestramiento militar de gringos e israelitas.. Tenemos un Ministerio de Seguridad pleno de milicos y cripto-milicos que bien podría llamarse Ministerio de Defensa o de Guerra más a tono con el despliegue militar con lanza cohetes que vimos en la Festividades Patrias.
No tengo absoluto problema con que Panamá cuente con Fuerzas Armadas, siempre he mantenido en público y privado que todo país soberano tiene el derecho y la obligación de garantizar su integridad territorial y para eso se necesitan EJERCITOS  y Panamá no es un excepción. Lo que critico es la hipocresía de todos los gobiernos post-invasión de abusar de nuestra inteligencia con el cuento de que somos un país sin ejércitos; como también  la hipocresía de muchos comentaristas y políticos que en público muestran desacuerdo con la creciente militarización del país y en privado se regocijan con el despliegue y porte militar de nuestras Fuerzas Armadas en desfiles.

1 comentario:

  1. Coincido absolutamente contigo en el tema de las Fuerzas Armadas. Es totalmente errónea la idea de que un país es más democrático si no las tiene, cuando en realidad unas Fuerzas Armadas bien formadas e instruídas en lo profesional y lo constitucional, son uno de los baluartes de la democracia. Aunque sea un tópico en este tipo de debates, merece la pena recordar el caso de Suiza, en la que los ciudadanos entregan todos los años una semana de su vida a la instrucción militar.Y no creo que podamos tachar a Suiza de antidemocrática.....
    Galego

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