Vivimos en un mundo globalizado. Los viajes en aviones de chorro, el incremento en el computador personal, el uso del Internet, la Banda Ancha, la Convergencia, el Blackberry Messenger y otros avances en comunicación han eliminado distancias y husos horarios.
Hoy el mundo de negocios y los mercados financieros funcionan las 24 horas, 365 días al año. Thomas Friedman está en lo cierto al declarar que vivimos en un mundo cada día más plano y más caliente en términos de actividad económica, financiera y social.
Vivimos en un mundo cada día mas interconectado. La tecnología domina nuestra vida cotidiana. Su contribución al mejoramiento de nuestra calidad de vida no se pude discutir. Sin embargo, cada día esta tendencia con todos sus indiscutibles beneficios sociales, también crea las condiciones que permiten mayor invasión de nuestra privacidad. Hoy día existen los elementos tecnológicos que pueden hacer posible la creación del “Big Brother” de Orwell.
El creciente uso de la tecnología en la lucha contra el crimen organizado es un aspecto positivo. La tecnología permite la identificación, ubicación, recopilación y rápido manejo de información valiosa en la lucha contra el crimen común y organizado. Panamá ha sabido reconocer esas ventajas introduciendo elementos y facilidades tecnológicas en la lucha contra el crimen como son el “tele-police”, el microchip en los autos. Videocámaras y las escuchas autorizadas. El buen uso de estas ayudas tecnológicas mutiplica nuestra de capacidad de lucha contra el crimen.
El “tele-police” representa una aplicación práctica de la Teoría de las Ventanas Rotas”, al retirar de circulación a fugitivos de la ley. Dicha Teoría sostienen que el sacar de circulación los exponentes de crímenes menores resulta en una medida muy efectiva pues generalmente son los mismos que cometen los crímenes mayores
Otro elemento tecnológico valioso es la propuesta instalación de microchips en los autos. Esta medida con el uso del GPS, localizador satelital, facilita la ubicación de autos robados y posible captura de sus ladrones. Permite el mejor uso de los vehículos del estado y de las empresas. Permite el seguimiento de elemento peligroso; una medida valiosa en la lucha contra el terrorismo y crimen organizado. El microchip en los autos junto con la instalación de videocámaras en todas las aéreas de la ciudad, sin duda, constituye una medida sana de prevención del robo de autos y otras actividades fuera de ley.
Las escuchas (“pinchazos”) de conversaciones telefónicas y del Internet, realizadas cumpliendo con todas las reglas de la Ley son medidas de gran ayuda en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
No tengo ningún problema y aplaudo la sabia utilización de todas estas medidas en la lucha contra el crimen de toda naturaleza. Bien utilizadas, cumpliendo con los requisitos de la Ley y respeto a la privacidad, son herramientas valiosas.
Sin embargo, existe un lado oscuro. Mal utilizadas, sin respeto a la Ley, son un riesgo enorme contra nuestras libertades ciudadanas. De ahí que su verdadera eficacia descansa en el respeto a la Ley y sobre todo a nuestros Derechos Individuales. En un sistema autoritario, irrespetuoso del debido proceso y el derecho a la privacidad, estas bondades tecnológicas se convierten en armas letales contra las libertades ciudadanas. Convierte nuestros medios en una Sociedad Orwelliana, donde no existe privacidad y “El Gran Hermano” siempre nos estará vigilando. Es por eso que los ciudadanos debemos estar atentos de que se le dé buen uso a esas tecnologías y no se convierta Panamá en una Sociedad Orwelliana.
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